Los cristales de nieve
La nieve se forma cuando diminutas gotas de agua en estado de sobrefusión se transforman en hielo dentro de las nubes y, posteriormente, el vapor de agua se deposita y congela sobre estos núcleos de cristalización. Dependiendo de las condiciones ambientales, la forma de los cristales varía desde finas agujas hasta las conocidas estrellas. Sin embargo, todas las formas tienen en común una estructura hexagonal. Cada cristal de nieve es único. Para entender esto, basta con considerar que un cristal de un milímetro de diámetro contiene aproximadamente 100 billones (10^14) de moléculas de agua. La probabilidad de que dos cristales tengan exactamente la misma estructura, es decir, que todas sus moléculas estén en la misma posición, es extremadamente baja.
Cuando los cristales se acumulan en el suelo durante una nevada, forman un material muy complejo. Al principio, suele ser suelto y pulverulento, pero en poco tiempo los cristales de hielo se fusionan en sus puntos de contacto mediante un proceso conocido como sinterización. Esto da lugar a una estructura porosa continua, similar a una esponja de hielo. Sin embargo, esta estructura no permanece estable durante mucho tiempo.
Como la nieve está muy cerca de su temperatura de fusión (desde el punto de vista físico, se considera un material “caliente”), su estructura cambia constantemente en un proceso llamado metamorfosis.
Evolución de las propiedades de la nieve
Con esta estructura, las propiedades de la nieve también cambian continuamente, por ejemplo, su densidad. Un metro cúbico de nieve fresca contiene tanto aire que pesa apenas entre 50 y 100 kg. En cambio, una nieve antigua compactada mediante sinterización puede alcanzar una densidad de hasta 400 kg por metro cúbico.
Para comprender las características de la nieve, es esencial analizar su microestructura. Propiedades físicas como la conductividad térmica o la resistencia dependen de la estructura de la red esponjosa formada por los cristales de hielo. Esta estructura tridimensional puede estudiarse en laboratorios refrigerados mediante tomografía computarizada.
En la naturaleza, los diversos factores que afectan simultáneamente a la nieve son difíciles de separar. Sin embargo, en un laboratorio es posible examinar cada aspecto por separado y entender, paso a paso, cómo la nieve evoluciona bajo la influencia de diferentes parámetros.