Para poder materializar una idea de negocio es imprescindible, además de la idea, conseguir financiación, visibilidad y un equipo a prueba de balas. Las incubadoras, viveros de empresas… son entidades privadas, gubernamentales o sin animo de lucro que ofrecen recursos a los emprendedores para materializar sus proyectos.
La inteligencia artificial (IA) generativa está asentada en nuestra sociedad. En función de la posición que quieran adoptar al respecto, las organizaciones llevarán a cabo unas acciones u otras, por lo que debemos plantearnos la siguiente pregunta: ¿qué cambiará y cómo podemos prepararnos? En cualquier caso, esto es sólo el principio. Gracias a Chat GPT, OpenAI ha realizado una imponente demostración de sus capacidades y de la potencia de sus arquitecturas de deep learning –la tecnología que puede acercarse a la percepción humana– y ya está en vías de desarrollar un único « megamodelo » que utilice todos los formatos de información.
La primera ronda del juego ya ha concluido. En el momento actual, con Google, Microsoft, OpenAI y otros actores liderando esta práctica, la prioridad para las empresas ya no es invertir en crear modelos propios de lenguaje, dado que ya tienen acceso a estas tecnologías, independientemente de su tamaño y sector. Contar con una IA lista para usar no es suficiente; lo más importante reside en saber adaptar la herramienta y sobre todo usarla para aprovechar todo su valor añadido.
¿En qué se traduce esto? En entrenar esta tecnología para la aplicación que vaya a tener en la organización. Los modelos actuales están basados en conocimientos públicos, pero es posible entrenarlos de forma más específica con la información de cada firma. Esto brinda la oportunidad de desarrollar servicios basados ?en datos propios que permitan identificar y priorizar oportunidades, adaptar modelos de operaciones y aprovechar el potencial del dato.
En el sector financiero, por ejemplo, la IA generativa transforma la búsqueda de información por parte de los asesores de las instituciones, al tiempo que permite una mayor personalización de las interacciones con cada cliente. También se pueden generar nuevos servicios para proveedores de telecomunicaciones y otros suministros: fichas de clientes personalizadas y creadas automáticamente en tiempo real que facilitarán el trabajo, mejorando la experiencia de usuario. Las potenciales aplicaciones son, por tanto, numerosas. Lo importante es definir un plan alineado con la estrategia de negocio. Prácticamente todos los sectores de la economía están impactados, en mayor o menor medida, por la IA generativa. Y no debemos tratar de evadir la situación, sino prepararnos para el cambio masivo que está por venir y convertirlo en una ventaja competitiva.
No en vano, la industria de la consultoría encabeza la lista de sectores expuestos, pero estamos convencidos de que esto permitirá mejorar nuestras prácticas y generar un mayor valor para nuestros clientes. Así nos lo ha demostrado la historia; la llegada de los ordenadores a finales de los años 90 transformó el 50% de la actividad desarrollada por los consultores, dotándola de funciones más eficientes y rentables.
El surgimiento de la IA generativa reemplazará, de nuevo, más de la mitad de nuestras actividades por otras de mayor valor agregado en todas las industrias. Para terminar de convencerse de ello, no hay más que mirar lo que está haciendo Coca-Cola, que es la primera empresa de su sector en aprovechar la capacidad de ChatGPT y de DALL-E para impulsar sus marcas de renombre mundial e innovar en su estrategia de marketing.
Otro buen ejemplo es Carrefour, que ha integrado un chatbot basado en ChatGPT en la edición francesa de su web. Este robot de asesoramiento ayuda a los clientes a elegir productos en función de su presupuesto y de sus limitaciones alimentarias, además de sugerir soluciones ecológicas para reutilizar ingredientes y crear recetas. Nos encontramos al inicio de una gran revolución que afecta al entorno empresarial, a la productividad y a la interacción con clientes.
Cuando Steve Jobs presentó el primer iPhone en junio de 2007, todos sabíamos que el mundo iba a cambiar, pero probablemente no pensábamos que fuese a ser tan radicalmente diferente apenas 15 años después. Ahora estamos en otro punto de inflexión similar: sabemos que todo va a cambiar, pero probablemente infraestimemos cuánto. Las empresas que aprecian esta revolución parten con ventaja. Es hora de poner a punto tus datos, definir tus prioridades para concentrarte en tus objetivos y lanzar tus primeros desarrollos (antes de que lo hagan tus competidores). ¡La revolución no espera!